Redacción Tradebike
02/10/2025Desde su fundación en 2010, cuando dos amigos –José Ramón, ex trabajador de NZI, y Alberto, arquitecto de profesión– decidieron diseñar las equipaciones de su grupeta con una primera producción de apenas 150 conjuntos, Gobik ha experimentado un crecimiento vertiginoso. Aquella iniciativa casera pronto se convirtió en un proyecto empresarial gracias a la demanda creciente de clubs, equipos y competiciones. La calidad de sus prendas, el cuidado diseño y una experiencia de compra diferencial hicieron el resto.
Hoy, Gobik se ha consolidado como una de las marcas líderes del textil ciclista a nivel mundial. Su facturación se reparte en un 40% en el mercado nacional y un 60% en la exportación a más de 79 países, con Francia, Italia, Benelux y Alemania como principales destinos. Lo que en sus inicios se centraba en la personalización representa ahora un equilibrio perfecto: el 50% del negocio corresponde a sus colecciones propias, reconocidas internacionalmente.
En términos de notoriedad, pocas marcas alcanzan semejante proyección. Gobik ha vestido a algunos de los mejores equipos del WorldTour –UAE Team Emirates, FDJ-Suez, Movistar Team o INEOS Grenadiers– y sus maillots han cruzado en primer lugar la meta en Tour de Francia, Giro de Italia y Vuelta a España, tanto en categoría masculina como femenina.
El complejo de más de 12.000 m² que la marca ocupa en Yecla impresiona tanto por su tamaño como por su concepción: un auténtico laboratorio textil, luminoso, blanco e impecablemente cuidado. Allí se desarrolla todo el proceso productivo, desde el diseño –con un equipo de 27 creativos apoyados incluso en IA generativa– hasta la confección y empaquetado final.
La visita comenzó en el laboratorio propio de I+D, donde se testean tejidos en resistencia, abrasión, transpirabilidad o impermeabilidad, en ocasiones con maquinaria desarrollada por el propio equipo.
La sección de corte está compuesta por tres máquinas de corte láser que optimizan cada pieza y son capaces de trabajar con hasta 12 tejidos distintos en una sola prenda.
En la sala de plotters, una de las joyas de la corona, operan entre 20 y 25 impresoras de sublimación. El entorno está controlado con temperatura y humedad constantes para garantizar la máxima fidelidad cromática, siempre con tintas al agua, más sostenibles.
Tras el corte y la sublimación, cada lote pasa por rigurosos controles de calidad antes de enviarse al área de confección, ya sea en el propio taller o en colaboradores externos participados por la marca. El proceso culmina con un empaquetado cuidado al detalle, con un packaging premium que convierte la compra en una experiencia exclusiva.
Gobik no se limita a fabricar. La compañía cuenta con un equipo de marketing de 17 profesionales que funciona como una auténtica agencia creativa: dispone de un moderno estudio fotográfico, salas para desfiles, presentaciones o showrooms con camerinos totalmente equipados.
Las instalaciones también reflejan un compromiso social: comedor, formaciones para el personal, además de un marcado carácter bike-friendly con salidas ciclistas semanales, aparcamiento para bicicletas, taquillas y duchas. A ello se suma una clara apuesta por la sostenibilidad, con el uso de tejidos reciclados, tintas al agua y packaging reutilizable.
La impresión que deja la visita es la de una empresa que combina pasión ciclista, innovación tecnológica y una visión de futuro muy definida. Y lo más relevante: Gobik aún no ha alcanzado su techo. Actualmente, existen varios proyectos de ampliación y crecimiento.
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