El conflicto que rodea a Eurobike no estalló de un día para otro. El clima de tensión empezó a tomar forma en julio, cuando Fairnamic anunció los primeros ajustes para la edición 2026. Aquella decisión, que reducía un día la duración de la feria y compactaba Eurobike y Mobifuture en un único evento de cuatro jornadas, pretendía adaptarse a un mercado presionado por el descenso de ventas y la necesidad de recortar costes. La eliminación del domingo, tradicionalmente orientado al consumidor final, marcaba un giro claro hacia el ámbito profesional, mientras se recuperaba el programa de invitación gratuita para detallistas y se diseñaban nuevos formatos expositivos para facilitar el regreso de marcas de bicicletas completas que, en años recientes, se habían distanciado del evento.
Las asociaciones alemanas ZIV y Zukunft Fahrrad también abandonaron la cooperación con los organizadores tras fracasar las negociaciones sobre un plan de diez puntos que, según ambas entidades, debía reconducir el rumbo de la feria hacia un formato más eficaz y alineado con los retos actuales de la industria.
La situación se agravó a finales de octubre, cuando Bosch eBike Systems comunicó oficialmente que no estaría presente en Eurobike 2026. Al mismo tiempo, Paul Lange & Co., distribuidor de Shimano en Alemania y uno de los expositores históricos, anunció que aún no había tomado su decisión para 2026, dejando la puerta abierta a un escenario todavía más crítico.
Según Claus Fleischer, CEO de Bosch eBike Systems, la retirada obedecía a la ausencia de garantías para el futuro del evento y a la necesidad de cambios estructurales profundos que, a juicio de la compañía, no se habían materializado. Tanto ZIV como Zukunft Fahrrad insistían en que el modelo tradicional de feria había perdido atractivo frente a formatos más segmentados y con estructuras de coste más reducidas. El abandono conjunto dejó al descubierto una fractura interna que llevaba años gestándose y que, finalmente, se hizo pública.
El 5 de noviembre, y ante la creciente presión, Fairnamic publicó una declaración oficial asegurando que buena parte de las demandas planteadas por la industria ya se estaban aplicando. La organización citó como ejemplos el ajuste de la duración de la feria, la introducción de múltiples opciones de participación para los expositores y la reorientación del programa congresual.
El resultado fue la eliminación de la propuesta de Mobifuture como evento independiente, ya no se haría dicha feria paralela a Eurobike. También se confirmó la creación de un consejo asesor formado por distintos perfiles del sector, presidido por Stephan Kurzawski, de Messe Frankfurt. A pesar de estas medidas, Fairnamic se mostró sorprendida por la ruptura de las asociaciones, defendiendo que el diálogo había sido constante, técnico y orientado a buscar soluciones.
Sin embargo, la publicación no logró revertir el daño reputacional. Con la edición 2025 marcada por una caída notable de visitantes profesionales en comparación con años anteriores, el anuncio de Bosch y la ruptura con ZIV y Zukunft Fahrrad alimentaron la percepción de que el evento estaba entrando en una fase decisiva. La incertidumbre sobre la decisión final de Paul Lange mantenía a los fabricantes atentos a cada nuevo comunicado.
A mediados de noviembre, Eurobike confirmó oficialmente la creación del Trade Show Advisory Board. El nuevo órgano, presentado como una herramienta de gobernanza colaborativa, incluiría fabricantes, distribuidores, asociaciones nacionales e internacionales y representantes de la movilidad sostenible. Su objetivo sería establecer un marco estable de intercambio estratégico y evitar que la feria volviera a enfrentarse a una crisis similar.
La organización subrayó que este consejo era la culminación de un proceso de ajustes iniciados meses atrás: reducción de la duración del evento, cambios en los costes de exhibición, nuevos modelos de participación y una reestructuración del programa de conferencias. El proceso, según Fairnamic, respondía directamente a las aportaciones recibidas de la industria. Sin embargo, el anuncio llegaba tarde para recuperar a Bosch o a las asociaciones alemanas, que ya habían hecho pública su decisión final. La retirada de estos actores continuaba cuestionando la capacidad de Eurobike para mantener su papel como cita global de referencia.
A pesar de los movimientos realizados, la edición 2026 sigue rodeada de incertidumbre. La eliminación de Mobifuture como evento independiente, la reconfiguración del programa, la reducción de días y la creación del consejo asesor forman parte de una estrategia destinada a recuperar la confianza perdida. Con la industria enfrentada a una caída de ventas, un exceso de inventario y un cambio acelerado en los modelos de negocio, Eurobike afronta una prueba decisiva. Lo que ocurra en los próximos meses, especialmente la decisión final de los grandes actores que siguen sin posicionarse, marcará el alcance real de esta transformación y determinará si la feria consigue estabilizar su proyecto para 2026 o si deberá asumir una redefinición más profunda de su papel en el nuevo escenario internacional.

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