A FONDO: TRIATLÓN

Triatlón 2025: un mercado en evolución constante y un deportista que ya no se conforma con competir

Albert Puyuelo04/07/2025
A pesar de que el triatlón sea un mercado muy pequeño si lo comparamos con otros, la verdad es que tiene un margen de crecimiento elevado y sigue evolucionando. El triatleta actual es muy diferente al de hace años.
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El triatlón vive un momento clave en su evolución como deporte global y como mercado especializado. Desde el crecimiento de eventos internacionales hasta la sofisticación del consumidor, todo apunta a una industria más técnica, exigente y profesionalizada.

El panorama del triatlón en 2025 es el de un deporte que ha superado con nota la prueba de madurez postpandemia, pero que ahora se enfrenta a un nuevo reto: redefinir su identidad para una audiencia más preparada, exigente y fragmentada. Lejos de estancarse, las competiciones siguen creciendo en número y nivel, pero con nuevas reglas del juego que afectan tanto a los atletas como a marcas, tiendas, organizadores y medios.

Hoy, hablar de triatlón no es hablar únicamente de un calendario saturado o de grandes nombres como Ironman. Es también hablar de datos, de tecnología aplicada al rendimiento, de modelos de negocio orientados al usuario final y de una mentalidad que ve el deporte como parte de un estilo de vida —no como una actividad aislada. El triatlón ya no es patrimonio solo de aquellos que querían ser olímpicos y dedicaban años a entrenar, ahora hay mucha gente que entrena y se prepara para poder conseguir un objetivo: hacer pruebas de ultraresistencia no permite llevar una vida normal (hay que seguir pautas de nutrición, no saltarse entrenos… etc.). Esta exigencia cambia las cosas tanto a nivel personal como profesional.

Un calendario hiperactivo y con nuevos protagonistas

La agenda de pruebas internacionales ha recuperado e incluso superado la intensidad previa a la pandemia. Ironman continúa siendo el icono indiscutible del triatlón de larga distancia, tanto por participación como por impacto mediático. Sin embargo, ya no está solo. El Tour T100 de la PTO ha irrumpido con fuerza, no solo profesionalizando aún más las competiciones élite, sino también redefiniendo el espectáculo para los aficionados: mejores premios, producción audiovisual de primer nivel y un producto con potencial televisivo real.

En paralelo, eventos como la Super League Triathlon han demostrado que el formato importa: carreras más cortas, explosivas y mediáticas están captando el interés de nuevas generaciones de triatletas y espectadores, gracias a una narrativa ágil y una puesta en escena que prioriza la experiencia visual.

En el ámbito nacional, el calendario también está lleno, pero con una realidad más matizada. Las grandes pruebas de marca, o las de tradición consolidada como Zarautz, Fuente Álamo o Banyoles, siguen llenando boxes. Sin embargo, las competiciones organizadas por clubes o federaciones locales sufren para mantener niveles de participación sin apoyo externo. La diversificación de formatos —duatlones, swimruns, acuatlones o modalidades mixtas— ha generado un ecosistema interesante, pero también más competitivo para los organizadores.

El mercado: especialización, segmentación y nuevas oportunidades

El mercado del triatlón, tanto a nivel europeo como global, se encuentra en una fase de madurez selectiva, y ha ido creciendo en ingresos. A pesar de este crecimiento sostenido, el entorno post-Covid ha provocado ajustes relevantes.

Muchas marcas generalistas han reorientado sus estrategias hacia segmentos más masivos, como el ciclismo de carretera, el gravel o la e-bike. Esto ha generado una vacante en el triatlón que está siendo aprovechada por marcas de nicho, con propuestas específicas, canales directos al consumidor y una comunicación mucho más afinada con el perfil del triatleta avanzado.

En este contexto, las tiendas especializadas deben redefinir su valor. Ya no basta con ofrecer producto: se requiere experiencia, asesoramiento y servicios personalizados. El e-commerce ha ganado peso, pero la tienda física sigue siendo clave como espacio de demostración, de conexión con el cliente y de formación. También es importante el auge de soluciones innovadoras como el alquiler de bicicletas para debutantes o productos orientados a la iniciación, algo que amplía la base del mercado y genera futuras oportunidades.

El consumidor de triatlón es, además, uno de los más sofisticados del mundo del deporte: no solo busca diseño, sino soluciones concretas. Invierte en tecnología que le dé ventaja en rendimiento o recuperación, en materiales que reduzcan segundos sin perder comodidad y en herramientas que le permitan medir y optimizar su progreso.

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¿Quién es el triatleta del presente?

Definir al triatleta de hoy exige aceptar la existencia de múltiples arquetipos, pero todos ellos tienen denominadores comunes: compromiso, información y búsqueda del rendimiento. La imagen clásica del triatleta de larga distancia, entre 30 y 50 años, con estabilidad laboral y económica, se mantiene vigente, pero ahora está acompañada por nuevas generaciones de deportistas con otros ritmos y prioridades.

Uno de los cambios más visibles es la búsqueda de experiencias globales: el triatleta no solo compite, también viaja, entrena con propósito, elige pruebas por su entorno o por lo que ofrecen a su familia y acompañantes. El valor añadido se ha convertido en un criterio clave de decisión. Los eventos que ofrecen ferias, actividades para niños, zonas de restauración o espacios de comunidad, tienen más opciones de fidelizar.

A nivel técnico, el perfil del triatleta actual está dominado por la analítica: cada watt, cada mililitro de oxígeno y cada paso cuenta. Esto también condiciona su consumo: busca marcas que aporten soluciones reales, que ofrezcan materiales testados en condiciones extremas y que demuestren que entienden sus exigencias. No se trata solo de rendimiento: también de identidad. Muchos deportistas buscan marcas con propósito, con diseño diferencial y con una comunidad en la que sentirse representados.

Una industria que no puede permitirse improvisar

Para marcas, tiendas y organizadores, el desafío es claro: no se trata únicamente de captar clientes, sino de conectar con una mentalidad. Las marcas que entienden el triatlón como una forma de vida, y no como un canal más de ventas, serán las que lideren este mercado. La fidelidad no se compra con descuentos: se construye con coherencia, conocimiento y autenticidad.

En los próximos años, el crecimiento del triatlón no vendrá solo por la cantidad de pruebas o participantes, sino por la capacidad del sector de adaptarse a un consumidor más técnico, más conectado y más exigente. Innovar en producto, profesionalizar los eventos, generar contenido útil y construir comunidad será más importante que nunca.

Conclusión

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El triatlón en 2025 es más que una suma de natación, ciclismo y carrera a pie. Es un ecosistema con reglas propias, en el que el rendimiento y la experiencia se dan la mano. Para los profesionales del sector —ya sean marcas, distribuidores, tiendas o organizadores—, el mensaje es claro: el nuevo triatleta no espera, exige. Y el que quiera estar en su radar, tendrá que demostrar que está a su altura.

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