El sector se sorprende por el boom de la bicicleta

Redacción - Tradebike19/05/2020
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A día de hoy, tras ocho días de apertura de los talleres y tiendas de bicicletas de tamaño inferior a 400m2, ya estamos detectando un fortísimo incremento del interés, tanto en la solicitud de servicios de reparación de bicicletas, como de consultas y compras de bicicletas, principalmente para uso urbano como solución de movilidad”. Así reza un fragmento de la carta que la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE) ha enviado estos días a la Ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, solicitando medidas de promoción para el uso de la bicicleta.

¿Hasta qué punto el inicio del desconfinamiento en España ha supuesto una explosión en el interés por la bicicleta? El primer día de libertad para el ejercicio, en las redes sociales corría una fotografía de una estación de servicio española con largas colas de ciclistas intentando hinchar las ruedas de sus bicicletas. Anecdotas aparte, a juzgar por las opiniones recogidas por El Confidencial en Madrid y Barcelona, esa nueva explosión por la bicicleta está incluso sorprendiendo a los profesionales del sector.

Un verdadero aluvión
Estamos como en los momentos del papel higiénico en los supermercados al principio del confinamiento. Hemos tenido un aluvión de consultas, por ejemplo, nos han estado entrando unas cuarenta llamadas al día solo para una bici que teníamos en oferta, una bici de primer precio”, explica con analogía humorística Juan Ochoa, propietario de Bicimania, tienda especializada en bicicleta de montaña en Madrid. “Para el resto ni te imaginas. Hemos vivido una primera semana de locura. Tenemos cuatro o cinco líneas que han estado echando fuego todos los días, a todas las horas en que estábamos abiertos. No pasaban tres minutos sin una llamada. Y todos para lo mismo, la búsqueda y captura de bicis de primer precio”.

Hemos notado una auténtica explosión. La gente estaba con unas ganas tremendas y la demanda también ha sido de taller, aparte de compra”, confirma Javier Lumbreras, propietario de Calmera, una de las tiendas de mayor solera en Madrid capital. "Ha superado lo normal, se ha notado tanto en bicis de ocio como de transporte, todos los ámbitos. Tenemos un público que no se había planteado la bici y ahora se ha comprado una como medio de transporte o la han rescatado del trastero. Luego hay un publico habitual que tiene mayores ganas todavía de disfrutar”, apunta. “También ha crecido la entrada en taller de bicicleta usada, de gente que tenía la bici guardada y sin usar, que la ha rescatado tanto para deporte como desplazamiento. Ha crecido en las dos vertientes” .

Internet, una locura
Pero no solamente ha crecido el interés con las tiendas abiertas (mediante cita previa). En Barcelona, Probike es una de las más reconocidas del sector. Sus amplias instalaciones de más de 2000m2 no podían ser aún abiertas. Sin embargo, el fenómeno está siendo el mismo. “El taller ha crecido mucho, pero el comercio a través de Internet es ahora una locura, la demanda ha aumentado muchísimo. Ha ido funcionando durante estos dos meses, pero estos últimos días la diferencia ha sido bestial en la tienda electrónica. Pensábamos que iba a ser demanda de ocio, pero tenemos mucha demanda de primeros precios de bicicleta de montaña. Desde 400 euros y 3.000 euros, este está siendo el rango de precio medio” explica su responsable, Pere Cahué.

De “tromba postconfinamiento” califica el fenómeno Juan José Aparicio, propietario de Golpe de Pedal, tiendas ubicadas en la sierra madrileña. “Pero también es cierto que los bolsillos están jorobados y no se venden gamas altas” explica sobre la fuerte demanda de la bicicleta económica. “Hay un boom porque la gente se ha tirado a la calle con bicicletas de supermercado, pero que ahora las quieren arreglar para ayer”. A pesar del auge, no siempre la nueva situación es fácil para las tiendas recién abiertas. ”Es mejor tener la persiana bajada según qué trabajos, pero hay mucha gente que no es del mundillo, que hace difícil responder a la demanda. Hay que rogar al cliente que pidan citas, porque nos encontramos un porcentaje muy grande que se presenta a puerta fría y te ponen en un brete. No te puedes convertir en el cómplice del mal hacer que muchos no se toman en serio. Nosotros intentamos cumplir, pero necesitamos que la gente cumpla las normas”.

Artículo publicado en El Confidencial

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