"Sostenibilidad y ciclismo", la opinión de Toni Amat

Redacción - Tradebike28/02/2023
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Artículo publicado en el número 75 de Tradebike.

Opinión: "Sostenibilidad y ciclismo"

La bici siempre se ha definido como un vehículo sostenible, especialmente la muscular. El hecho de que no consuma carburantes fósiles para funcionar es ya la primera razón. La contribución a la movilidad sin contaminación esta cada vez más valorada, así como el respeto al medioambiente. Estamos en un momento en que las grandes ciudades también empiezan a valorar la posibilidad de la “logística de la última milla en bici”, una manera de hacer más humanas y sostenibles las urbes. Amen de la aportación a la salud física y mental de sus usuarios, y lo que ello representa en ahorro de gasto sanitario por tener una población más sana.

Pero la aportación de la bicicleta a la sostenibilidad no debe acabar aquí, también debe empezar a contemplar todo el proceso de fabricación, los materiales y evidentemente los transportes del producto, sus componentes, las materias primas, packaging y el transporte hasta los puntos de venta. El otro día oía un interesante dato que estimaba la huella de carbono de la fabricación de una bicicleta nueva va entre 150 a 300 kg de CO2 en función de sus materiales, procesos y transporte.

Otros sectores donde sus productos finales son más contaminantes han empezado por aquí, por los procesos y los materiales. Partes de intentar reducir al máximo las emisiones.

El sector va tomando conciencia, y en un futuro cercano estos detalles marcarán la diferencia.

En el caso de la bici, hasta el momento quizás la conciencia sobre los procesos no ha sido tan importante, pero sí que es verdad que en este último año, el sector ha empezado a implicarse y ya se empieza a hablar de conceptos como huella de carbono, trazabilidad, reciclable…

Este último año hemos empezado a ver más gestos y preocupación por la sostenibilidad en el sector: marcas de neumáticos que se preocupan por la recogida de sus cubiertas usadas y que incluso empiezan a fabricar con materiales fruto del reciclaje, o antipinchazos que ya no utilizan el amoníaco como componente, lubricantes sin gas y con envases reciclables, packaging de bici reciclables, prendas textiles realizadas 99% en algodón orgánico o incluso procesos de pintado de cuadros más cuidadosos con el medio ambiente. Se está recuperando la producción europea y se empieza a valorar el Made in Europe como garantía de una producción más controlada y sostenible.

Las e-bikes tienen el hándicap de las baterías. Hasta el momento no son reciclables, pero para intentar compensar, se está fomentando su reparación como medida más ecológica y económica. También se está potenciando que las bicis usen materiales como el acero, aluminio o titanio (materiales más duraderos y reparables), buscando dar una vida útil más larga. Recordemos que el carbono no es reciclable.

Se está potenciando que las bicis usen materiales como el acero, aluminio o titanio...

Todo ello son gestos y publicidades que nos demuestran que poco a poco el sector va tomando conciencia sobre el tema, y que en un futuro cercano estos detalles marcarán la diferencia. Serán razones de peso en la compra o elección de una marca u otra.

No perdamos de vista que las nuevas generaciones cada vez lo valoran más, también las ayudas futuras contemplarán estas variables a la hora de adjudicarlas.

Soy consciente que, en estos momentos, quizás nuestros problemas más inmediatos son los sobre-stocks que hay en el mercado, y el freno que ha sufrido el sector. Pero estamos en un momento de cambio, y la sostenibilidad será un factor más que entrará en la partida.

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