Para llevar a cabo la acción, la filial buscará socios que quieran desarrollar la inversión (una parte de ella con el naming que ofrece Giant), mientras que las tiendas serán las encargadas de desarrollar la parte comercial.
Con ello, se deberá ejecutar una inversión que en ningún caso sobrepasará los 100.000 euros. “La rentabilidad que este concepto de tienda ofrece es atractivo para ambas partes, como ya hemos podido constatar en los más de 100 Giant Stores que actualmente tenemos en el mercado francés”, señala José Casla.
Giant vende sus productos a través de distribuidores y, recientemente, se ha abierto al sector digital con las ventas click and collect. “Somos una marca de mentalidad tradicional que ha tratado siempre de preservar al dealer, y aunque hay otras marcas que han tomado la determinación de ir hacia el cliente final, nuestro camino no es ese”, detalla el ejecutivo.
La empresa cuenta con una estructura en España de veinte personas. “Dentro de la distribución operamos con una estructura mínima, en España, tenemos un hub logístico situado en Valladolid, pero el producto viene directamente desde Róterdam y hasta el cliente final” explica. El almacén de Giant en España está subcontratado a un tercero y, en 2020, la compañía puso en marcha una nueva fábrica en Hungría.
Por tipo de producto, Giant copa la mitad de sus ventas a través de las mountain bikes (en las que se incluyen también las bicicletas eléctricas), seguidas de las bicicletas de carretera y otros modelos de ocio, que sirven generalmente para hacer turismo o moverse por la ciudad.
En el ámbito global, la empresa cerró el curso 2021 con una facturación de 3.000 millones de dólares, lo que supuso un crecimiento interanual del 35%. “Los crecimientos no han sido solo en España, otros países como Alemania, Italia o Países Bajos también han aumentado sus ventas”, explica el directiva. “El reto residirá en si seremos capaces de atenderlos todos, ya que no prevemos recuperar la normalidad en las entregas hasta el principio de 2023”, añade.